biografía |
Nací en Valencia el 14 de septiembre de 1983 y fui bautizado con el nombre de Luis, aunque la mayoría
de la gente me llama Tseng o Luitseng. Soy un chico muy tranquilo y tímido, pero muy extrovertido cuando
ya cojo confianza con una persona. Mi mayor virtud la paciencia, mi mayor defecto, que nunca me enfado.
Muchos dicen que es una virtud, quizás sea porque ellos sí se enfadan, pero en mi caso es un defecto.
Si no te enfadas en el momento preciso luego lo pagas muy caro.
Mi afición por la música empezó de bien joven. Mi padre estudiaba piano cuando yo era pequeño
y también sabía tocar la guitarra, así que prácticamente todas las noches de mi infancia desde que nací
me dormí escuchando la guitarra o el piano que hay en mi cuarto. Fui creciendo y fue despertando en mí
la curiosidad por ese gran mueble lleno de teclas blancas que había en mi habitación.
Cumplí 9 años y le pedí a mis padres que me apuntaran a clases de piano. Estuve algunos años
aprendiendo obras de música clásica en varias academias de mi ciudad. Y pronto empecé a dar conciertos
de piano. Lo pasaba un poco mal debido a mi timidez, el hecho de plantarme delante de tanta gente
era un palo. Pero poco a poco empecé a cogerle el gustillo y a disfrutar.
Pasaron los años, y durante una temporada estuve dando conciertos de piano junto con un amigo
del colegio que tocaba la guitarra. Entonces se nos ocurrió la idea,
junto con mi hermano Tono que tocaba la batería, de formar un grupo de música.
El grupo se llamó LOS PISTON. Queríamos hacer conciertos con el grupo, pero nos faltaba bajista,
así que yo mismo dejé los teclados y cogí el bajo. Estuvimos un tiempo dando conciertos por cafeterías
o algunos casales falleros. Fuimos componiendo canciones y a los 3 años de estar tocando
en el grupo decidimos grabar una maqueta en un estudio profesional. Una vez terminada esta maqueta
mi madre la envío a prácticamente todas las compañías discográficas de España.
Pero casi ninguna contestó, y las pocas que lo hicieron dijeron que éramos demasiado
pequeños (yo era el mayor con 15 años). Así que esta fue nuestra primera decepción.
Pero mi madre no se rindió y la mandó a Taiwán (tierra natal de mi madre).
No recibíamos respuesta de ninguna discográfica. Pero en las navidades de 1999
recibimos un fax de ROCK RECORDS y nadie se lo podía creer ¡Estaban interesados en LOS PISTON!.
Sólo pusieron una condición, que cantáramos en chino. Así que sin pensarlo dos veces
nos lanzamos a la aventura. Estuvimos unos meses aprendiendo a cantar en chino,
y les enviamos unas canciones grabadas de forma casera y a las pocas semanas
vinieron varios productores taiwaneses para empezar con todo el trabajo de producción
(grabación del disco, videoclips, sesiones fotográficas…).
Llegó el gran día. En el verano del 2000 el grupo viajó a Taiwán. Nadie sabía lo que nos deparaba
en la pequeña isla de Formosa, pero valía la pena intentarlo ¿no?. Y desde aquel día creo que
ninguno de los que viajó allí conseguirá borrar de su mente todo lo que sucedió y aquella gran experiencia:
Conciertos multitudinarios con más de 50 000 personas, más de 300 000 copias vendidas,
miles de entrevistas, nuestras canciones en la Tv… aparentemente miles de cosas extraordinarias.
Pero por otro lado experimentamos algo que el grupo nunca había vivido cuando era
meramente un hobby: La presión de la discográfica, el miedo a la decepción,
el miedo a no vender suficiente, el miedo al fracaso… miedos y más miedos.
El caso es que en medio de aquel júbilo empezaron a llamarnos varias discográficas españolas.
Estuvimos negociando con DRO EAST WEST y finalmente fichamos por ellos a nuestro regreso a España.
Atrás quedó nuestro pequeño sueño asiático y ahora se abría una nueva etapa en España.
En abril de 2001 sale a la venta nuestro primer disco con el nombre del grupo como título LOS PISTON.
Había mucha euforia, pero los mismos miedos continuaban presentes. Éramos muy jóvenes
y el miedo a fracasar estaba más que patente. Mucha gente dice que el segundo disco de un artista
es el que le consolida o el que lo hunde. Y en septiembre del 2002 llegó el segundo disco, LOCAL 23.
Creo que nadie confiaba más que yo en este disco. Creía en mis canciones, me gustaban, las disfrutaba
en cada ensayo, podía escucharlas mil veces y nunca me cansaba. Pero desgraciadamente,
al año de sacar el segundo disco, el grupo se separó.
Los miedos se hicieron presentes. Ya no sabía qué hacer. Llevaba tocando con el grupo desde los 12 años.
Era media vida, era parte de mi historia. Y ahora ya no había nada. El fracaso y la decepción influía
en mi vida personal. Ni si quiera tenía ganas de ensayar. Me pasaba gran parte del tiempo pensando
meditando, buscando los errores de todo lo que había pasado. Me sentía extraño, vacío.
Me fui una temporada a Shanghai, donde estaba viviendo mi madre.
Allí únicamente estudiaba chino, paseaba, conocía una nueva cultura…
y poco a poco fui cogiendo fuerzas para volver a empezar. Me di cuenta de que lo que a mí me gustaba
era la música, componer, tocar… y para eso no hacían falta discográficas, discos o entrevistas de televisión.
Sino únicamente un instrumento, y gracias a Dios, lo tenía. Lo importante no es cuántos discos vendes,
sino cuánto disfrutas tu canción. Así que a mi regreso a España, saqué los instrumentos de las fundas,
les quité el polvo, y me dediqué a tocar y a componer en mi casa.
Más tarde entré a formar parte de un joven grupo valenciano llamado El último grito
a los que les estoy eternamente agradecido porque me dieron la oportunidad de volver a subir
a un escenario casi 4 años después de la aventura de LOS PISTON.
Eliminé todos mis miedos y me dediqué a disfrutar de verdad de la música.
Actualmente, edito un nuevo disco, grabado en mi cuarto, con una calidad sonora regular,
pero con toda ilusión y todas mis ganas puestas en cada una de las canciones que forman parte del disco.
Ya no hay miedos. Únicamente ganas por vivir en cada momento todo aquello que hago.
Y para finalizar, quiero dar las gracias al grupo ESIVA TSENG, donde toco y canto actualmente.
Hacemos conciertos sólo con 100 personas, pero me río como jamás me reí en un concierto de
50 000 personas. Y también agradecer al grupo CASINO su amistad y todos esos buenos momentos vividos.